Todos
tenemos una fecha que nos cambia para siempre, yo todavía recuerdo la mía, 11
de enero de 2002...
Si bien me
gustó escribir desde que aprendí a hacerlo, la motivación llegó el día que
comencé a perder la inocencia, ese día que entendí que, a veces, la amistad no
dura para siempre, que al crecer se van seleccionando los códigos y que podemos
despertarnos, de un momento a otro, y no tener nada de aquello que nos rodeaba.
Porque nunca
olvidé mi primer "Verano sin sol", elijo ese título para agrupar las
futuras poesías que van integrar este espacio, título que alguna vez soñé para mi
libro.
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